La Taberna del Puerto

[slow life]

Ávido lector de este foro con poco que aportar y mucho que aprender os hago partícipes de nuevo de las aventuras de mi amigo Teófilo, que un día decidió cambiar de vida y marchó sin mirar atrás. Os ruego que me perdonéis si os aburro con esta vieja historia tantas veces contada pero Teófilo es un gran amigo y me ha pedido que la publique por él en la taberna.



"Estimado amigo:

Después de un año en tierra he vuelto a navegar. El cansancio y el abandono de mis convicciones y principios me habían llevado a tierra seducido por Lupita. La conocí en una de aquellas tabernas de mala muerte cercana a los puertos y a la gente de la mar. Era joven, demasiado joven para estar donde estaba y hacer lo que hacía. Su vestido desgastado mostraba la silueta de un cuerpo apetecible con pequeños pechos de rosada aureola.

Tenía el velero fondeado a un par de horas de aquella ciudad a la que había ido para comprar algunas piezas de recambio. Entré en la taberna en la que trabajaba Lupita buscando al dueño de la única tienda de artículos náuticos y el diablo me aprisionó entre sus garras durante un par de días. Había pasado demasiado tiempo navegando solo. Una vez liberado del mal tras una cruenta lucha, me desperté en la cabaña de Lupita. Vivía con su abuela en las afueras, en una vieja choza construida con los restos escupidos por la ciudad. En cuanto pude caminar, Lupita me acompañó al barco que fielmente me estaba esperando fondeado en una pequeña cala de aguas cristalinas.

Todos los días, Lupita me traía un pescado y algo de fruta que yo le pagué con un vestido nuevo. Hasta que un día nos amamos en la misma playa. Su tez morena y sus prietos pechos relucían seductoramente a la luz de la luna. A la mañana siguiente, construí una cabaña. Vivíamos de la pesca y comprábamos algo de fruta en el mercado de la ciudad. Lupita y yo pasamos grandes momentos de felicidad y también de penurias. Luchamos contra tiburones y huracanes, lluvias tropicales y delincuentes.

Sin embargo, una noche Lupita ya no volvió y de inmediato supe que era hora de partir. Mujeres, manjares de los dioses cocinados por el diablo. Sin embargo, mis ganas de libertad superaron el ansia de poseer durante más tiempo a aquella indígena que marchó cuando el sol y la luna habían vuelto a gastar su vestido. A los pocos días la vi con un vestido nuevo llevando una cesta de fruta y pescado a otro barco fondeado un poco más allá.

Limpié el casco con la espátula más afilada que tenía. Levé el ancla y el viento volvió a limpiar mi alma. Vuelvo hacia la ruta del lobo solitario vomitando a conciencia la impureza de una vida sedentaria en tierra.

Ahora, sentado ante el portátil para enviarte este correo electrónico en plena catarsis sólo me queda exclamar la grandeza de los mares y la majestuosidad de los vientos bajo los cuales actuamos los hombres, pequeños gusanos con fecha de caducidad.


Tu amigo Teófilo"


Una ronda para todos los que hayan llegado hasta aquí.
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bebamos durante siete días que el octavo marcharé

[sinera]

Slow life me encanta que te hayas decidido a contarnos alguna cosa mas de tu amigo Teofilo. Espero que no tardes tanto en volverlo hacer. Leer sobre sucesos, experiencias, tanques de kk, etc está muy bién ... peró de vez en cuando un bonito relato te alegra la mañana. No tardes tanto la próxima vez.

Saludos y gracias por las rondas, sinera

[Pirata]

Bonito relato

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"....que yo aquí; tengo por mío cuanto abarca el mar bravío, a quien nadie impuso leyes."